Crecimiento en Energía Solar para 2025

América Latina se encuentra en la cúspide de una transformación energética. Históricamente dependiente de los combustibles fósiles y, en gran medida, de la hidroelectricidad, la región está pivotando con determinación hacia un futuro más verde. La energía solar, en particular, emerge como una fuerza imparable, con proyecciones que estiman un crecimiento de hasta el 15% en su capacidad instalada para el año 2025. Esta cifra, anunciada por expertos del sector y reportada por medios como Infobae en septiembre de 2024, no es solo un número; es el reflejo de una visión estratégica que busca resiliencia económica, seguridad energética y un compromiso firme con la sostenibilidad ambiental.

El sol, una fuente inagotable y democrática, ilumina vastas extensiones del continente, desde los desiertos hiperáridos de Chile y Perú hasta las extensas planicies de Brasil y Argentina, pasando por las altas mesetas de México. Este recurso natural, que antes solo generaba calor, ahora se capitaliza en forma de electricidad limpia, impulsando una nueva era de desarrollo industrial y social en la región.


Un Contexto de Crecimiento Acelerado

La proyección del 15% para 2025 no es un salto aislado, sino la continuación de una tendencia robusta. Según informes recientes, América Latina ya aumentó su capacidad renovable en un 8% entre 2023 y 2024, alcanzando los 341 GW a finales de 2023. De toda la nueva generación eléctrica añadida en 2024, un impresionante 79% provino de fuentes limpias. La Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) incluso proyectó a finales de 2024 que América Latina y el Caribe aumentarían en un 30% su generación de energía renovable no convencional (principalmente solar y eólica) en el mismo año. Esta trayectoria ascendente subraya el dinamismo del sector y el firme compromiso de la región con la transición energética.

La promesa a largo plazo es aún más ambiciosa: se estima que para el año 2050, el 85% de la electricidad en América Latina provendrá de fuentes limpias. Este escenario posiciona a la energía solar como un pilar fundamental en la descarbonización de la matriz energética y en la consecución de los objetivos climáticos globales.


Motores del Crecimiento Solar

Varios factores clave están impulsando este auge de la energía solar en la región:

  1. Costos Decrecientes de la Tecnología: La caída vertiginosa de los precios de los paneles solares y los sistemas fotovoltaicos a nivel global ha hecho que la energía solar sea cada vez más competitiva, incluso sin subsidios. Esto la convierte en una opción atractiva para proyectos a gran escala y para la generación distribuida (paneles en techos de hogares y empresas).
  2. Políticas Gubernamentales y Marcos Regulatorios Favorables: Numerosos países latinoamericanos han implementado políticas de apoyo, como incentivos fiscales, tarifas de alimentación (feed-in tariffs), subastas de energía renovable y leyes de generación distribuida. Por ejemplo, en Argentina, el régimen de usuarios de energías renovables fue modificado en julio de 2025 para fomentar la inyección de excedentes de energía a la red, eliminando cargos extras y promoviendo la participación de usuarios individuales y comunitarios.
  3. Abundancia del Recurso Solar: Regiones como el desierto de Atacama en Chile y las zonas áridas del norte de México y Brasil poseen los niveles de irradiancia solar más altos del mundo, lo que los convierte en lugares ideales para la instalación de grandes plantas fotovoltaicas con alta eficiencia.
  4. Aumento de la Demanda Energética: El crecimiento económico y demográfico en la región se traduce en una mayor demanda de electricidad. La energía solar ofrece una solución escalable y relativamente rápida de implementar para satisfacer esta necesidad creciente, a menudo en lugares donde la infraestructura de red convencional es costosa o difícil de expandir.
  5. Seguridad Energética y Diversificación de la Matriz: La dependencia de un solo tipo de fuente de energía (como la hidroelectricidad, vulnerable a las sequías, o los combustibles fósiles, sujetos a la volatilidad de los mercados internacionales) genera vulnerabilidad. La energía solar ayuda a diversificar la matriz, haciendo el suministro eléctrico más resiliente y estable.
  6. Compromisos Climáticos y Objetivos de Sostenibilidad: Los países latinoamericanos han asumido compromisos ambiciosos bajo el Acuerdo de París y otras iniciativas climáticas. La energía solar es una herramienta fundamental para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y cumplir con estos objetivos de descarbonización.

Países Lideres y Proyectos Emblemáticos

Varios países de la región están a la vanguardia de la revolución solar:

  • Chile: Es un pionero en la energía solar a gran escala, especialmente en el norte. El desierto de Atacama alberga algunas de las plantas solares más grandes del mundo. Su enfoque en el hidrógeno verde, que requiere una gran cantidad de electricidad renovable, también está impulsando la inversión en fotovoltaica.
  • Brasil: Posee un mercado solar distribuido en rápido crecimiento y una creciente cantidad de grandes plantas. La diversidad de su territorio le permite aprovechar tanto la solar como la eólica y la hidroeléctrica, buscando una matriz energética cada vez más diversificada y limpia.
  • México: Con una ubicación estratégica y altos niveles de radiación solar, México es un actor clave. La inversión en manufactura, incluyendo el sector automotriz, demanda energía limpia y renovable, lo que impulsa la construcción de nuevos proyectos solares para autoabastecimiento o para la red nacional.
  • Argentina: A pesar de los desafíos económicos, Argentina tiene un enorme potencial solar, especialmente en sus regiones del noroeste. La modificación reciente en su régimen de usuarios de energías renovables busca acelerar la adopción solar a pequeña y gran escala, y empresas como Genneia han aumentado su inversión en proyectos eólicos y solares a más de 300 millones de dólares, como se reportó en mayo de 2025.
  • Colombia: Aunque un titular reciente de junio de 2025 advirtió que Colombia podría estar perdiendo terreno en la transición energética debido a la falta de inversión y claridad política, el país sigue teniendo un potencial solar considerable en sus zonas costeras y llanos orientales, y es crucial que retome el impulso para aprovecharlo.

Desafíos en el Horizonte

A pesar del optimismo, el camino hacia la plena integración de la energía solar presenta desafíos que deben ser abordados:

  1. Infraestructura de Red: El rápido crecimiento de la generación renovable ha puesto a prueba la capacidad de las redes eléctricas existentes. La intermitencia de la energía solar (que solo genera durante el día) requiere inversiones significativas en la modernización de la red, sistemas de transmisión y distribución, y tecnologías de almacenamiento de energía. Se ha reportado que América Latina pierde casi U$S 7.000 millones al año (53.000 GWh en 2024) por energía renovable no aprovechada debido a limitaciones técnicas, un fenómeno conocido como “vertimiento”.
  2. Almacenamiento de Energía: Para garantizar un suministro estable, el desarrollo de proyectos de almacenamiento de energía (baterías a gran escala) es crucial. Aunque incipiente, este sector es clave para la transición en 2025, con países como Bolivia, Ecuador, Perú, Argentina y Brasil explorando su implementación.
  3. Financiamiento y Riesgo de Inversión: Aunque los costos de la tecnología han bajado, la obtención de financiamiento para proyectos a gran escala puede ser un desafío, especialmente en contextos de inestabilidad económica o política en algunos países. Es fundamental crear entornos de inversión estables y predecibles.
  4. Burocracia y Regulaciones: Los procesos de permisos y las regulaciones cambiantes pueden retrasar el desarrollo de proyectos solares, afectando la eficiencia y los plazos de inversión. La agilización de estos procesos es vital.
  5. Capacitación de Mano de Obra: El crecimiento del sector demanda una fuerza laboral calificada en instalación, mantenimiento y operación de sistemas solares. La inversión en programas de capacitación técnica es esencial.

Impacto y Perspectivas Futuras

El crecimiento proyectado de la energía solar en América Latina tiene múltiples implicaciones positivas:

  • Impacto Económico: Genera miles de empleos directos e indirectos en la cadena de valor (desde la fabricación y la instalación hasta el mantenimiento). También reduce la necesidad de importar combustibles fósiles, liberando recursos para otras inversiones y mejorando la balanza comercial.
  • Beneficios Ambientales: Contribuye significativamente a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, mejorando la calidad del aire y ayudando a la región a cumplir sus compromisos climáticos.
  • Acceso a la Energía: La energía solar distribuida ofrece una solución para electrificar comunidades rurales y remotas que no tienen acceso a la red eléctrica tradicional, mejorando la calidad de vida y fomentando el desarrollo local.
  • Innovación Tecnológica: Impulsa la investigación y el desarrollo en áreas como la eficiencia de los paneles, el almacenamiento de energía y la gestión inteligente de la red.

Mirando más allá de 2025, el futuro de la energía solar en América Latina parece brillante. Con políticas de apoyo continuas, inversiones en infraestructura inteligente y una creciente conciencia sobre la sostenibilidad, la región tiene el potencial de convertirse en un líder mundial en la producción de energía limpia. El sol, que ha sido testigo de siglos de historia en el continente, ahora se posiciona como el motor de su desarrollo, iluminando el camino hacia un futuro más próspero y sostenible para todos.

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